La iglesia visigótica de Zamora acoge un oficio en rito hispano mozárabe, como los que celebró hasta el año 1080. Así lo cuenta José Luis Cabrero en El Mundo (ed. Castilla y León, 30/06/10).
Los milenarios capiteles de la iglesia de San Pedro de la Nave, situada en El Campillo (Zamora) y construida en el siglo VII, fueron ayer mudos testigos de la celebración de una misa oficiada siguiendo el rito hispano mozárabe.
Este tipo de liturgia no tenía lugar en el interior del templo desde el año 1080, cuando se introdujo en la iglesia española el rito latino. Además, es la única iglesia de la provincia de Zamora y una de las pocas de España de estilo visigótico y por tanto construida con anterioridad a la invasión musulmana, de ahí que en su interior los mozárabes mantuvieran la fe “en los tiempos en los que no tenían libertad para expresarla”, según explicó a los numerosos fieles que se apiñaron en el interior del templo zamorano el oficiante principal, profesor de Liturgia y experto en el rito hispano mozárabe, Manuel González.
La misa, celebrada siguiendo la llamada “forma antigua”, tuvo una duración superior a la hora y media, aunque en los fieles congregados en su interior no hizo demasiado mella el cansancio. Las razones que explican esta circunstancia tienen que ver precisamente con las peculiares características de este tipo de liturgia. Aunque “la palabra de Dios y la eucaristía siguen siendo los grandes protagonistas”, señala Narciso Lorenzo, delegado de Liturgia en la Diócesis de Zamora, el rito hispano mozárabe se caracteriza por ser “muy descriptivo, muy emotivo y, sobre todo, muy participativo”. Los asistentes a la celebración fueron requeridos en numerosas ocasiones para refrendar con sus amenes las palabras pronunciadas por sacerdotes y oradores.
Las diferencias con respecto al rito latino también se extienden a lo formal, dado que en este tipo de celebraciones los sacerdotes ofician de espaldas a los asistentes a la misa. “Lo que hay que entender es que no lo hacen de espaldas al pueblo, sino con el pueblo, mirando hacia Dios todos juntos”.
Otras partes de la misa latina perviven en esta celebración mozárabe pero ocupando otros momentos de la misa. Por ejemplo, señala Narciso Lorenzo, “la paz se da antes de la eucaristía y el credo se reza antes de la comunión”.
Fueron, precisamente, esas alteraciones en los ritmos habituales de una misa los que sorprendieron a los fieles, como es el hecho de que los sacerdotes, seguidos de los turiferarios, accedieran al templo desde el exterior simulando una especie de procesión.
Además, el pan y el vino, antes de ser consagrados, son recogidos por parte de los fieles para entregarlos a los sacerdotes en el altar.
El incienso fue un elemento destacado dentro de la celebración, no sólo por la figura de los turiferarios, que portan los incensarios vestidos con unas llamativas túnicas doradas, sino también por el ambiente que se creó en la iglesia. Manuel González invitó a los asistentes a mantenerse en silencio “para escuchar cómo se consume el incienso y dar a las piedras la oportunidad de que les hablen”.
La iglesia de San Pedro de la Nave es la única iglesia de la provincia de Zamora que queda en pie en la que se celebró la misa en rito hispano mozárabe en su tiempo, en sus orígenes, ya que el resto de las iglesias zamoranas son posteriores.
Esta particular celebración se produjo para conmemorar la festividad de San Pedro, santo titular del templo. La Diócesis espera que esta práctica pueda mantenerse y repetirse en años sucesivos.
Los milenarios capiteles de la iglesia de San Pedro de la Nave, situada en El Campillo (Zamora) y construida en el siglo VII, fueron ayer mudos testigos de la celebración de una misa oficiada siguiendo el rito hispano mozárabe.
Este tipo de liturgia no tenía lugar en el interior del templo desde el año 1080, cuando se introdujo en la iglesia española el rito latino. Además, es la única iglesia de la provincia de Zamora y una de las pocas de España de estilo visigótico y por tanto construida con anterioridad a la invasión musulmana, de ahí que en su interior los mozárabes mantuvieran la fe “en los tiempos en los que no tenían libertad para expresarla”, según explicó a los numerosos fieles que se apiñaron en el interior del templo zamorano el oficiante principal, profesor de Liturgia y experto en el rito hispano mozárabe, Manuel González.
La misa, celebrada siguiendo la llamada “forma antigua”, tuvo una duración superior a la hora y media, aunque en los fieles congregados en su interior no hizo demasiado mella el cansancio. Las razones que explican esta circunstancia tienen que ver precisamente con las peculiares características de este tipo de liturgia. Aunque “la palabra de Dios y la eucaristía siguen siendo los grandes protagonistas”, señala Narciso Lorenzo, delegado de Liturgia en la Diócesis de Zamora, el rito hispano mozárabe se caracteriza por ser “muy descriptivo, muy emotivo y, sobre todo, muy participativo”. Los asistentes a la celebración fueron requeridos en numerosas ocasiones para refrendar con sus amenes las palabras pronunciadas por sacerdotes y oradores.
Las diferencias con respecto al rito latino también se extienden a lo formal, dado que en este tipo de celebraciones los sacerdotes ofician de espaldas a los asistentes a la misa. “Lo que hay que entender es que no lo hacen de espaldas al pueblo, sino con el pueblo, mirando hacia Dios todos juntos”.
Otras partes de la misa latina perviven en esta celebración mozárabe pero ocupando otros momentos de la misa. Por ejemplo, señala Narciso Lorenzo, “la paz se da antes de la eucaristía y el credo se reza antes de la comunión”.
Fueron, precisamente, esas alteraciones en los ritmos habituales de una misa los que sorprendieron a los fieles, como es el hecho de que los sacerdotes, seguidos de los turiferarios, accedieran al templo desde el exterior simulando una especie de procesión.
Además, el pan y el vino, antes de ser consagrados, son recogidos por parte de los fieles para entregarlos a los sacerdotes en el altar.
El incienso fue un elemento destacado dentro de la celebración, no sólo por la figura de los turiferarios, que portan los incensarios vestidos con unas llamativas túnicas doradas, sino también por el ambiente que se creó en la iglesia. Manuel González invitó a los asistentes a mantenerse en silencio “para escuchar cómo se consume el incienso y dar a las piedras la oportunidad de que les hablen”.
La iglesia de San Pedro de la Nave es la única iglesia de la provincia de Zamora que queda en pie en la que se celebró la misa en rito hispano mozárabe en su tiempo, en sus orígenes, ya que el resto de las iglesias zamoranas son posteriores.
Esta particular celebración se produjo para conmemorar la festividad de San Pedro, santo titular del templo. La Diócesis espera que esta práctica pueda mantenerse y repetirse en años sucesivos.
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