Muelas del Pan, 16/11/10. Fue el pasado domingo 14 de noviembre. Mientras la Cruz de los Jóvenes y el Icono de María pasaban sus últimas horas en Zamora, esperando para ir a la Catedral, donde serían despedidas por el obispo y una buena representación de toda la Diócesis, la pequeña iglesia visigótica de San Pedro de la Nave, en la localidad de El Campillo, abría sus puertas madrugadora para acoger la celebración de la Divina Liturgia por parte de un grupo de la parroquia ortodoxa rusa de Madrid.
El pasado mes de septiembre, el párroco de los ortodoxos rusos de la capital española, el reverendo Andrey Kordochkin, se dirigió al párroco de la iglesia visigótica zamorana, Luis Santamaría, para solicitar la autorización pertinente para poder celebrar en este templo la Divina Liturgia del domingo 14 de noviembre, es decir, la Eucaristía tal como es denominada en los ritos orientales. El sacerdote zamorano, encargado de los pueblos que forman parte de la Unidad de Acción Pastoral de Muelas del Pan, que se mostró dispuesto enseguida, fue quien se encargó de tramitar la solicitud en el Obispado.
La Parroquia de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, presidida por el sacerdote Andrey Kordochkin, forma parte de la Vicaría General para España y Portugal de la Diócesis ortodoxa de Corsún, dependiente del Patriarcado de Moscú.
Según explica Luis Santamaría, “la razón por la que la comunidad ortodoxa rusa de Madrid quería celebrar la eucaristía en San Pedro de la Nave es sencilla: se trata de un templo construido en una época en la que aún no se había producido el cisma de Oriente, que tuvo lugar, de forma definitiva, en el año 1054. Y les hacía mucha ilusión poder celebrar la eucaristía, que es el sacramento de la comunión y de la unidad, en un lugar que es testigo de la Iglesia indivisa del primer milenio”.
A las 8,30 de la mañana ya estaba la comunidad rusa en San Pedro de la Nave, dispuestos a preparar la iglesia para celebrar la Divina Liturgia. Apartaron los bancos, porque celebran la Eucaristía de pie, y dispusieron el altar y los ornamentos para la ocasión. Un poco antes de las 9, el padre Andrey y el diácono que lo acompañaba hicieron las oraciones propias de los clérigos previas a la celebración, y después se revistieron con sus vestiduras litúrgicas orientales para comenzar la Eucaristía, que se prolongó por algo más de dos horas.
La iglesia de San Pedro de la Nave acogió así, seguramente por primera vez en su milenaria historia, una celebración ortodoxa. Las piedras conocieron el olor de su incienso y los cantos en ruso (aunque algunas partes las rezaron en castellano), repitiendo una y otra vez las palabras “Gospodi pomilui” (Señor, ten piedad).
La celebración tuvo lugar según la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, utilizada la mayor parte del año litúrgico por los fieles cristianos de Oriente, ya sean católicos u ortodoxos. Según explica el zamorano Julián López, obispo de León y experto en Liturgia, “la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo se celebra en una atmósfera de gran belleza y sentido de la adoración a Dios, realzada por el canto de los ministros y del pueblo, el iconostasio y el ceremonial. En Oriente se tiene un concepto muy rico de lo que es la participación de los fieles, y se tiende a destacar la actuación del pueblo o del ministro que preside, como si ellos fueran realmente el centro de la celebración”.
Julián López también explica que “la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo no difiere substancialmente del Rito de la Misa según la Liturgia Romana o según otras formas de celebrar el Misterio de nuestra fe. En ella se distinguen perfectamente la Liturgia de la Palabra, cuyo vértice es siempre el Evangelio y llamándoles a la conversión antes de acercarse a recibir el Cuerpo del Señor: ‘Lo Santo para los santos’. Por cierto, este rito se encuentra también en nuestra Liturgia Hispano-Mozárabe. Sin embargo, la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo tiene una singularidad, muy valiosa. Se trata de la Preparación de los dones, antes de comenzar la Eucaristía propiamente dicha, en una mesa a la entrada del Santuario. Se trata de un rito que ilustra de antemano el acontecimiento tremendo que va a tener lugar en los dones del pan y del vino, y de este modo dispone en los ministros y en los fieles las actitudes adecuadas”. En San Pedro de la Nave, este rito anterior a la celebración se realizó en un lateral del altar.
Para el párroco de San Pedro de la Nave, “en este lugar apartado, pero de gran significación para nuestra Iglesia local de Zamora, ya que se trata del testimonio más antiguo de la fe cristiana en nuestra tierra, nuestros hermanos ortodoxos celebraron la eucaristía, el sacramento de nuestra fe, con el deseo que compartimos de poder celebrar un día juntos, en total comunión, la Cena del Señor”.
Por eso Luis Santamaría recuerda también las palabras que pronunció Benedicto XVI en la Divina Liturgia celebrada en la fiesta de San Andrés, durante su viaje apostólico a Turquía en el año 2006: “todos nosotros, ortodoxos y católicos, compartimos esta fe en la muerte redentora de Jesús en la cruz y esta esperanza que el Señor resucitado infunde a toda la familia humana. Que nuestra oración y actividad diarias se inspiren en el deseo ardiente no sólo de asistir a la Divina Liturgia, sino de poder celebrarla juntos, para participar en la única mesa del Señor, compartiendo el mismo pan y el mismo cáliz. Que nuestro encuentro de hoy sirva de estímulo y anticipación gozosa del don de la comunión plena. Y que el Espíritu de Dios nos acompañe en nuestro camino”.
Explicación de la Divina Liturgia:
http://www.fatheralexander.org/booklets/spanish/liturgia_slobodskoi.htm
El pasado mes de septiembre, el párroco de los ortodoxos rusos de la capital española, el reverendo Andrey Kordochkin, se dirigió al párroco de la iglesia visigótica zamorana, Luis Santamaría, para solicitar la autorización pertinente para poder celebrar en este templo la Divina Liturgia del domingo 14 de noviembre, es decir, la Eucaristía tal como es denominada en los ritos orientales. El sacerdote zamorano, encargado de los pueblos que forman parte de la Unidad de Acción Pastoral de Muelas del Pan, que se mostró dispuesto enseguida, fue quien se encargó de tramitar la solicitud en el Obispado.
La Parroquia de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, presidida por el sacerdote Andrey Kordochkin, forma parte de la Vicaría General para España y Portugal de la Diócesis ortodoxa de Corsún, dependiente del Patriarcado de Moscú.
Según explica Luis Santamaría, “la razón por la que la comunidad ortodoxa rusa de Madrid quería celebrar la eucaristía en San Pedro de la Nave es sencilla: se trata de un templo construido en una época en la que aún no se había producido el cisma de Oriente, que tuvo lugar, de forma definitiva, en el año 1054. Y les hacía mucha ilusión poder celebrar la eucaristía, que es el sacramento de la comunión y de la unidad, en un lugar que es testigo de la Iglesia indivisa del primer milenio”.
A las 8,30 de la mañana ya estaba la comunidad rusa en San Pedro de la Nave, dispuestos a preparar la iglesia para celebrar la Divina Liturgia. Apartaron los bancos, porque celebran la Eucaristía de pie, y dispusieron el altar y los ornamentos para la ocasión. Un poco antes de las 9, el padre Andrey y el diácono que lo acompañaba hicieron las oraciones propias de los clérigos previas a la celebración, y después se revistieron con sus vestiduras litúrgicas orientales para comenzar la Eucaristía, que se prolongó por algo más de dos horas.
La iglesia de San Pedro de la Nave acogió así, seguramente por primera vez en su milenaria historia, una celebración ortodoxa. Las piedras conocieron el olor de su incienso y los cantos en ruso (aunque algunas partes las rezaron en castellano), repitiendo una y otra vez las palabras “Gospodi pomilui” (Señor, ten piedad).
La celebración tuvo lugar según la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, utilizada la mayor parte del año litúrgico por los fieles cristianos de Oriente, ya sean católicos u ortodoxos. Según explica el zamorano Julián López, obispo de León y experto en Liturgia, “la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo se celebra en una atmósfera de gran belleza y sentido de la adoración a Dios, realzada por el canto de los ministros y del pueblo, el iconostasio y el ceremonial. En Oriente se tiene un concepto muy rico de lo que es la participación de los fieles, y se tiende a destacar la actuación del pueblo o del ministro que preside, como si ellos fueran realmente el centro de la celebración”.
Julián López también explica que “la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo no difiere substancialmente del Rito de la Misa según la Liturgia Romana o según otras formas de celebrar el Misterio de nuestra fe. En ella se distinguen perfectamente la Liturgia de la Palabra, cuyo vértice es siempre el Evangelio y llamándoles a la conversión antes de acercarse a recibir el Cuerpo del Señor: ‘Lo Santo para los santos’. Por cierto, este rito se encuentra también en nuestra Liturgia Hispano-Mozárabe. Sin embargo, la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo tiene una singularidad, muy valiosa. Se trata de la Preparación de los dones, antes de comenzar la Eucaristía propiamente dicha, en una mesa a la entrada del Santuario. Se trata de un rito que ilustra de antemano el acontecimiento tremendo que va a tener lugar en los dones del pan y del vino, y de este modo dispone en los ministros y en los fieles las actitudes adecuadas”. En San Pedro de la Nave, este rito anterior a la celebración se realizó en un lateral del altar.
Para el párroco de San Pedro de la Nave, “en este lugar apartado, pero de gran significación para nuestra Iglesia local de Zamora, ya que se trata del testimonio más antiguo de la fe cristiana en nuestra tierra, nuestros hermanos ortodoxos celebraron la eucaristía, el sacramento de nuestra fe, con el deseo que compartimos de poder celebrar un día juntos, en total comunión, la Cena del Señor”.
Por eso Luis Santamaría recuerda también las palabras que pronunció Benedicto XVI en la Divina Liturgia celebrada en la fiesta de San Andrés, durante su viaje apostólico a Turquía en el año 2006: “todos nosotros, ortodoxos y católicos, compartimos esta fe en la muerte redentora de Jesús en la cruz y esta esperanza que el Señor resucitado infunde a toda la familia humana. Que nuestra oración y actividad diarias se inspiren en el deseo ardiente no sólo de asistir a la Divina Liturgia, sino de poder celebrarla juntos, para participar en la única mesa del Señor, compartiendo el mismo pan y el mismo cáliz. Que nuestro encuentro de hoy sirva de estímulo y anticipación gozosa del don de la comunión plena. Y que el Espíritu de Dios nos acompañe en nuestro camino”.
Explicación de la Divina Liturgia:
http://www.fatheralexander.org/booklets/spanish/liturgia_slobodskoi.htm
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